Y en las redes. Ahora, se lleva filmar la intervención que pone el pecho en su sitio o aumenta la talla de sujetador al hilo del éxito de programas de todo tipo de cirugías e intervenciones. Tanto es así que hasta The New York Times ha dedicado un reciente artículo a este, el poder hipnótico de los vídeos de cirugías que pululan por la red y las redes sin pudor ni discreción, tanto durante el proceso como mostrando el resultado final.
Antes, los pacientes de los más afamados maestros del bisturí, buscaban ante todo discreción y confidencialidad.
Tal y como ha declarado al propio The New York Times, Lund, famoso cirujano de 65 años: “Ha sido una transformación de 180 grados en comparación con el momento en que empecé mi carrera… Ahora, los pacientes esperan que tomemos fotografías, y quieren publicarlas”.
Los estadounidenses gastaron 9.300 millones de dólares en procedimientos estéticos disponibles en 2020, un aumento en comparación con los 8.200 millones de 2019. En TikTok, la etiqueta #plasticsurgery (cirugía plástica) tiene más de 6.800 millones de visitas y cuentas populares, como @celebplastic, @celebrityplastics, @celebbeforeafter en Instagram, que están dedicadas exclusivamente a imágenes de celebridades del antes y después (aunque por lo general no se tienen pruebas de que esas celebridades se hayan operado, sino que es mera especulación).
La población fascinada por el bisturí
Pero la fascinación que despiertan es desorbitada.
Aunque, otros, sobre todo los profesionales, médicos cirujanos, conscientes de lo que se juegan tanto ellos como los pacientes en un quirófano, abren cuentas con otro fin, el de educar a través de las mismas, y aconsejar.
Una corriente a la que curiosamente, las propias y ni más ni menos Kardashian han contribuido, “como un fenómeno precursor de una nueva transparencia en torno a las inyecciones de bótox y los rellenos faciales en Estados Unidos”.
En EE UU proliferan los reality show de todo tipo, en los que las protagonistas, mujeres famosas, modelos, millonarias…, hablan sin pudor y muestras sus intervenciones estéticas, desde rellenos de labios hasta rejuvenecimiento vaginal. Haciendo incluso que optar por un relleno o una inyección de bótox sea igualmente sinónimo de estatus (te colocas al mismo nivel que el de estas estrellas).
La medicina estética, sobre todo en lo referido a métodos no invasivos, ácido hialurónico, toxina botulínica, hilos, etc., se ha convertido en la nueva rutina beauty. La cirugía plástica, coinciden los expertos, se incorpora cada vez más a la misma rutina.
El debate está en si se puede convertir en tiranía. Y el rechazo, de unos años a esta parte, a que se te note, y parezcas, en el caso tanto de hombres como de mujeres, una muñeca hinchada o un ‘Kent’ pasado de rosca. Porque de eso también hay y mucho, poniendo de manifiesto cuan vulnerable es la naturaleza humana antes los estereotipos.
Es más, se centra una vez y otra también en el amplio debate acerca de los filtros de Instagram.
En su nuevo libro titulado “Face: One Square Foot of Skin”, Justine Bateman, de 55 años, cineasta y actriz, recoge The New York Times, trata de rechazar la idea de que los rostros de las mujeres están “rotos y necesitan ser arreglados”. En la portada de su libro hay una fotografía suya sin retoques, con marcas que fueron hechas con el bolígrafo de un cirujano plástico. Su texto es una meditación sobre los rostros de las mujeres y la presión cultural que las lleva a estar “avergonzadas y arrepentidas de que sus rostros hayan envejecido de forma natural”.
¿Es posible que la pandemia haya agravado aún más la situación? Ya no se trata solo de intervenciones en directo, sino de cómo nos vemos en las viedeoconferencias y ‘Zooms’ que han proliferado durante el encierro.
Lo que todo unido, plantea la duda de si la imagen se está convirtiendo, al final, en algo aún más importante que la propia vida real…
TOMADO DE: www.beautymed.es