El número de pacientes jóvenes se ha disparado. Pero qué buscan quienes no tienen aún nada que corregir… Prevenir y combatir la celulitis o el acné son sus principales objetivos.

26 años. Esa es la edad actual de entrada a las consultas de medicina estética, según el último estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), publicado recientemente. Hace poco, esta edad se situaba en los 35. Por tanto, qué ha pasado para que las veinteañeras demanden este tipo de tratamientos…

“La creciente demanda de procedimientos estéticos entre el target más joven está muy relacionada con las redes sociales, el mundo de las influencers e, incluso, los médicos influencers”, explica el doctor Alberto Morano, vicepresidente de la SEME. De hecho, los rellenos de ácido hialurónico en labios y las infiltraciones de toxina botulínica –las dos más mediáticas– son los tratamientos que más interés despiertan entre las jóvenes.

Debutantes en consulta

El segmento de las pacientes debutantes, compuesto en su mayoría por menores de 40 (el 56% no ha llegado a esta década), busca ante todo sentirse mejor y más sana gracias a la medicina estética. Sin embargo, lo ven como un capricho o un regalo más que otra cosa. En términos económicos, se traduce en un gasto de 510 euros anuales o de unos 291 euros por tratamiento. “Por eso, suelen visitar la consulta de forma esporádica, una vez al año más o menos, y tienen en cuenta el precio”, señala Concha Obregón, miembro de la junta directiva de la SEME. Con respecto a las vías de información, la mayoría elige su médico estético por recomendación de familiares y amigos. Y tres de cada 10 suele visitar la web del centro para resolver sus dudas.

Poco a poco, los centros se van adaptando a este nuevo perfil. Por ejemplo, hay casos como la Clínica Dermatológica Internacional, una de las más prestigiosas de nuestro país, que cuentan con una unidad específica para pacientes menores de 35 años. La mesoterapia con vitaminas, la luz pulsada intensa o la eliminación de acúmulos de grasa corporales son algunos de los tratamientos que propone para los que se encuentran en esta edad.

¿Corporal o facial?

La siguiente pregunta evidente es qué se hacen las veinteañeras. Pues bien, la mayoría apuesta por un tratamiento corporal (más de un 76%), aunque los faciales también se llevan su parte del pastel (62%). Petra Vega, presidenta de la SEME, destaca que, pese a esa citada influencia de las redes sociales, “no pensemos que las jóvenes buscan resultados exagerados o invasivos”.

Si hablamos de cara, los tratamientos para mejorar la textura o la calidad de la piel son los más demandados. Aquí se engloban protocolos antiacnéantimanchas, peelings, radiofrecuencia o láser, los cuales representan el 63% de todo lo que se hace en consulta. Respecto al cuerpo, la fotodepilación y los protocolos anticelulíticos, reafirmantes o para grasa localizada se sitúan a la cabeza y copan la mitad de peticiones.

La naturalidad manda

Pese a que mucha gente pueda pensar que las jóvenes recurren a la medicina estética con intenciones exageradas, el informe de la SEME determina que “se busca ante todo la naturalidad, sin excesivos cambios y, sobre todo, que estos no sean definitivos”. Además, la prevención se convierte en otro de los objetivos de las veinteañeras, que se someten a infiltraciones de ácido hialurónico o toxina botulínica con la intención no de modificar sus rasgos sino de retrasar el envejecimiento.

Aun así, existe un tipo de paciente, joven, usuario de redes sociales, que puede pedir resultados alejados de la realidad. Es uno de los riesgos en esta generación selfie, muy expuesta a imágenes retocadas o con filtro que generan altas expectativas y pueden desembocar, incluso, en casos de dismorfia. Es decir, de una distorsión de su aspecto real que les hace buscar defectos que no existen o perseguir objetivos poco realistas. Celebrities como Kylie Jenner han confesado haber padecido este tipo de obsesión y defienden ahora una imagen más natural.

En cualquier caso, el doctor tiene la última palabra. “Debemos ser serios y contundentes a la hora de no trasformar ni cambiar la cara de un paciente”, apunta el doctor Morano. Una actitud que, como afirma Concha Obregón, es mucho más importante si cabe con las chicas jóvenes. “Por respeto a su imagen, decir ‘no’ también es un acto médico”, concluye.


TOMADO DE: vanitatis.elconfidencial.com